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Ámbito comunitario
La particularidad de Incarnatus Est es que desarrolla su ámbito académico dentro de una vida comunitaria. Aquí el comedor no es menos importante que el aula magna, ya que fue en una mesa, durante una comida, que se instituyeron los más altos misterios de la sabiduría.
Una verdadera vida comunitaria implica momentos de soledad, para recogerse, y momentos de salida, para encontrar otras cosas y personas juntos. Así, los estudiantes disponen cada uno de su habitación, con todas las comodidades necesarias, y una vez al mes salen de peregrinación o a descubrir algún lugar emblemático de España.
Sin embargo, para estar juntos con el corazón, también hay que hacer cosas juntos con las manos. Además de las ordinarias faenas domésticas, el instituto organiza varios talleres, principalmente de huerto y carpintería, para recuperar el realismo a través de una confrontación con la resistencia de la materia y el orden de lo vivo. Pero también es una oportunidad para iniciarse en costura, cerámica, pintura, poesía y manualidades básicas para ser un buen amo de casa.
El corazón de la escuela respira merced a dos pulmones que se despliegan a sus lados y con ella: la taberna feliz, que acoge a personas con discapacidad (síndrome de Down), y el lab-oratorio, que alberga estudios de artistas y un centro de encuentro para pensadores contemporáneos. Son dos lugares de vitalidad desbordantes: la del sencillo y la del maestro, sabiendo que la primera es la más esencial
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